Este puente hemos estado en el campo y aunque teníamos que venir por motivos familiares, también necesitábamos desconectar y salir de Madrid.
El sábado amaneció contra todo pronóstico despejado. Así que decidimos ir de excursión al río acompañados de nuestro cuñado y sobrino pequeño, en principio en busca de moras, aunque volvimos con castañas, bellotas, y si…alguna mora.
Ataviados con bastones y mochilas, como si nos fuéramos a subir a Peñalara, fuimos camino del Eresma.
El campo estaba precioso…
Hubo alguno que se empeñó en comprobar la resistencia de sus botas al agua.
Y mientras el pequeño recogía moras con su padre, el otro se dedicaba a jugar con el barro y el cántaro de la abuela.
y es que si éstos cántaros hablaran…
Y después de dos horas de aventura “extrema”, el camino de vuelta se hizo un poco largo.
Deseando repetir la experiencia dentro de unos días.
Besos!